ABEJAS PARA EL MONITOREO AMBIENTAL
Desde hace muchos años la CNEA aporta a la actividad apícola nacional soluciones para el control sanitario de enfermedades de las abejas. Recientemente han aplicado técnicas que utilizan a las abejas para el monitoreo ambiental.
La Abeja y sus productos como
indicadores de la contaminación ambiental despertaron el interés de muchos
investigadores a lo largo de las tres últimas décadas.
Su utilización fue citada por
numerosos autores luego del accidente de Chernobyl y sucesivamente fue evaluada
su utilidad en monitoraje rutinario, existiendo referencias de casos no
accidentales. Los contaminantes pueden ser emitidos en formas de aerosoles que
luego se depositan en el suelo y vegetales pudiendo ser incorporados a las
plantas a través de las raíces y los estomas.
Los contaminantes, químicos y
radiactivos pueden provenir de diversos orígenes tales como la aplicación de
agroquímicos en general, la liberación a cursos de aguas de desechos
industriales, la presencia natural de determinados elementos en niveles
superiores a los aceptables en la corteza terrestre, la radiactividad natural,
la ocurrencia de pruebas nucleares, accidentes o instalaciones que operen con
material radiactivo.
Así las abejas, en sus vuelos de
exploración y recolección de néctar, polen, agua y resinas vegetales, recogen
una amplia variedad de contaminantes suspendidos que transportan a sus colmenas
y que, en última instancia, se transfieren a los productos de la misma. Bajo
esta premisa y el hecho que el insecto puede sobrevolar un área de hasta 6 Km2,
su utilización con fines muestreadores resulta de fundamental importancia.
Laboratorios de Japón, Italia,
Alemania, Bulgaria y otros se han dedicado durante muchos años a estos
estudios, y en Estados Unidos, se ha conformado un proyecto nacional que
incluye la participación de organismos oficiales tales como el Departamento de
Defensa, el Departamento de Energía (DOE), la Agencia para la Protección del
Ambiente (EPA) y las Fuerzas Armadas.
El ejemplo más reciente y público
del uso de las abejas como indicadores biológicos de la contaminación, se
refiere a la identificación de sustancias componentes de materiales explosivos,
en el área ocupada por las Torres Gemelas (Nueva York) luego del atentado
ocurrido en el mes de septiembre del año 2001.
En la Argentina
Con el objetivo principal de
evaluar los niveles de contaminación radiactiva en áreas circundantes y
aledañas a instalaciones nucleares (centros atómicos, centrales nucleares,
yacimientos uraníferos) y basándose en los aspectos mencionados y en estudios
realizados por el Laboratorio Nacional de Los Alamos (Nuevo México, EE.UU.) por
el Instituto de Entomología de la Universidad de Bologna (Bologna, Italia) se
llevó a cabo el primer estudio de monitoreo ambiental del Centro Atómico Ezeiza
(CAE) empleando a la abeja melífera como indicador.
Las técnicas de análisis por
espectrometría gamma y plasma de acoplamiento inducido por espectrometría de
masas (ICP-MS) fueron utilizadas para la determinación de la probable
contaminación ambiental debida a las operaciones rutinarias del CAE. Los datos
fueron acordes a los obtenidos por otras técnicas de monitoreo y reflejan que
dichas operaciones no tienen impacto significativo en el ambiente.
En cuanto al sector nuclear, está
previsto implementar la técnica de biomonitoreo con abejas en sitios de interés
como la Central Nuclear Atucha I (Lima, Provincia de Buenos Aires) y el
yacimiento uranífero de Sierra Pintada (San Rafael, Provincia de Mendoza) y
extenderlo paulatinamente a todas las instalaciones.
Esta técnica está disponible y
podrá ser utilizada para monitorear otros ámbitos, en cualquier parte del país.
FUENTE REVISTA ARGENTINA NUCLEAR
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