miércoles, 30 de mayo de 2012

La Calidad de Gestión y las Herramientas


El grado de Calidad en la Gestión de cualquier organización, privada o pública, pequeña o mediana, está relacionado en forma directa con:

F     La efectividad y eficiencia del proceso de Planificación
F     La efectividad y eficiencia de la Implementación de lo Planificado
F     La efectividad y eficiencia del ciclo de Mejora Continua

Para el logro de los aspectos mencionados existe un arsenal de herramientas de probada eficacia en todo tipo de organizaciones, testeadas en las más diversas realidades, en lo que respecta a países, momentos históricos y circunstancias económicas globales.

Estas herramientas tienen su sustento en modernas técnicas, tanto las Estadísticas como las relacionadas a la Comunicación, el Manejo de Conflictos y Negociación Efectiva, y la Formación de Equipos de Mejora, entre otras.

La pregunta inmediata que siempre surge es: ¿Por qué las mismas no son siempre exitosas?

Sencillo,  Porque son sólo eso, herramientas.

Esta respuesta obvia, pero no siempre entendida en toda su dimensión hace que debamos reflexionar un poco sobre el tema.

En más de una ocasión he escuchado amargas quejas de los integrantes de distintas organizaciones en relación a la poca o nula utilidad que han encontrado en implementar algunas herramientas de gestión que no solo no les han brindado mejoras en su desempeño sino que adicionalmente les han originado una carga adicional de trabajo para “mantenerlas”, y es más, por lo general si bien oficialmente nadie las elimina oficialmente, en la practica pocos las aplican sistemáticamente y las mejoran.

Bien, la verdad es que estas afirmaciones son en muchos casos producto de la realidad, pero no de una realidad absoluta, sino de la realidad relativa de esas organizaciones que, por un lado, han utilizado esas herramientas sin la preparación adecuada y sin tener presente los conceptos básicos que les hubiesen permitido aprovechar adecuadamente los recursos destinados a poner en marcha estos cambios en el enfoque de su gestión.

No es de ningún modo razonable pensar que una herramienta, pensada para facilitar alguna actividad especifica concreta, pueda resolvernos por si sola, temas que antes de ser abordados desde el punto de vista operativo, deben ser entendidos y enfocados desde una visión estratégica de lo que se pretende lograr, conociendo en detalle efectos, consecuencias, evaluando dificultades y estableciendo muy en claro las expectativas que la organización tiene de ese procesos de cambio.

Quiero dar un par de ejemplo, burdos si se me permite, para aclarar este punto.

UD. Ha comprado una perforadora porque tiene que colgar una repisa.
Sabe que tiene que hacer unos agujeros y es por eso que invirtió en la herramienta.
Ahora bien, no le pida que la maquina sepa cuántos agujeros quiere, donde los va a hacer, de que profundidad y diámetro. Eso estimado amigo le corresponde planificarlo a UD. 
Es más;  para poder comprar la herramienta adecuada y evitar  sorpresas debería estar en condiciones de elegir que herramienta quiere, en función del uso que le va a dar, de los resultados que espera y de su presupuesto.

No puedo quejarme de un bisturí porque no me ayuda a clavar un clavo, nunca fue pensado para eso. Puede que con mucha paciencia llegue a hacer que el clavo entre pero por más que con meritoria tozudez insista, lo estoy usando mal,…y  la herramienta no tiene la culpa.

Quienes toman decisiones en la organización necesitan estar instruidos en los contenidos y el alcance de las herramientas para establecer expectativas razonables en relación a ellas. Obsérvese que digo aquí conceptos básicos y no necesariamente de sus técnicas operativas.

Si voy a implementar un control estadístico de los procesos en mi empresa debo tener en claro para qué lo quiero. Explicitar mis expectativas es indispensable para que, su implementación práctica, que le corresponderá a un experto, este alineada con ellas. Esas expectativas estando claras son las que le darán al experto el marco para desarrollar eficazmente su tarea.

Es importante aclarar que no hace falta, (si no es mi inclinación natural) que me interne en fundamentos matemáticos inextricables, desbrozando los áridos derroteros de la teoría estadística, sin embargo debo procurarme información, auque sea básica de modo de poder evaluar resultados y tomar decisiones en relación a ellos.

Lamentablemente he visto muchas veces que se compran o se decide implementar herramientas sin tener de las mismas el conocimiento suficiente sobre su utilización eficaz, y mas aún, sobre su pertinencia con el problema que se trata de abordar, lo que han llevado irremediablemente a la frustración.

Ahora bien, no existe herramienta que reemplace al sentido común, al liderazgo, a la planificación inteligente, eficaz y porque no a la intuición para elegir caminos de éxito, y estos son competencias que deben adquirir y enriquecer quienes tiene a su cargo las decisiones en la Organización.

Llegamos entonces a un punto muy importante. Más allí de la gran variedad de herramientas vinculadas a la Gestión que tenemos disponibles, no debemos soslayar que, el único factor diferenciador que permite a las organizaciones alcanzar un éxito auto sustentable y duradero, es el grado de compromiso, conocimiento, convencimiento y desarrollo del componente humano, en todos los niveles de la estructura.

Esta es una ley inexorable para todo tipo de empresas, con o sin fines de lucro, pequeñas, medianas o grandes, que pretendan tener probabilidades ciertas de sobrevivir en el largo plazo en condiciones de competencia en mercados cada vez mas complejos y exigentes.



La Calidad de Gestión y las Normas

Merecen un comentario en relación con el tema  los esquemas conceptuales que sirven de modelo para el establecimiento de un Sistema de Gestión, como lo son por ejemplo los basados en normas internacionales como la ISO 9001, 14001 , OHSAS 18001, y otras maldades de ese tipo. En este caso, herramientas que podrían ser utilizadas por la Organización para revisar y mejorar su gestión.
Estos sistemas habitualmente, (mas allá de lo que se dice en público sobre un escenario), son tachados de burocráticos, poco prácticos, trabajosos de mantener y con poco aporte a los resultados reales de la gestión eficaz del negocio. Se los mantiene como un mal necesario para satisfacer las obligaciones impuestas por los clientes o las regulaciones regionales o Internacionales ya sea de los mercados o de sus casas matrices.

Perdóneme la franqueza, pero es así,… por lo menos en la mayoría de los casos.

Adicionalmente, y no es momento de engañarnos, el motivo principal de la implantación de estos sistema es obtener el reconocimiento (certificación) de una tercera parte en relación al cumplimiento de los requisitos que en cada caso se presenten, ya sea estos del mercado o bien de la Corporación.
De modo que, en la mayoría de los casos, esas palabras dichas a viva voz en un estrado o frente a un auditorio que emocionado que apenas puede contener las lagrimas ante tanto compromiso con la calidad,…no se condicen con la realidad. 
Basta para ello ver el papel que juegan para las empresas de servicio, (muchas de ellas certificadas y con reconocimientos de todo tipo),  los pacientes castigados , resignados clientes y abnegados consumidores.
Independientemente del rigor que las empresas de certificación pongan en su tarea, cosa que convengamos es puesta en entredicho con mucha frecuencia, la verdad es que la utilización de ese factor de incentivo que debiera ser la implementación de un sistema que cumpla con los requisitos de la norma que se haya elegido como marco, se diluye si no es utilizada eficazmente por la Dirección.
¿Vamos a reprocharle a estos marcos conceptuales que quienes tienen la responsabilidad de dirigir la organización y tomar decisiones desconozcan sus contenidos y se hayan desentendido de ellos al punto de haber delegado totalmente la responsabilidad de su implementación en un segundo o tercer nivel de la estructura?
¿Vamos a reprocharle a las normas la falta de inteligencia de los que desarrollan su sistema haciéndolo complicado, burocrático e insostenible?
¿Vamos a reprocharle que no genere resultados “tangibles” cuando en el momento de establecer sus pautas no lo hemos hecho pensando en el negocio sino en como comprometernos lo menos posible?

Repito para que quede claro, si bien no es la solución a todos los males, estos marcos presentan un enfoque de sentido común que debiera llevar a los responsables de establecer y dirigir la gestión de la empresa a pensar en un enfoque sistémico, ni más ni menos.

Mi estimado y paciente lector, esto que digo no es una defensa a las normas, ni los premios, ni mucho menos;… es una llamada a la reflexión de aquellos que no han visto todavía que importante valor agregado puede sacarse de estos procesos si se los encamina como es debido, y no solo con el objetivo  de obtener la certificación, que debiera en todo caso ser un hito, pero nunca un fin de estos procesos.